exploración externa
varón, mediana edad, uno setenta, ochenta kilos
refrigerado
nada reseñable
herida de bala, entrada, región lumbar
anillo de escoriación, tatuaje de pólvora
orificio de salida, dos centímetros a la izquierda
nada reseñable
lividez, rigor mortis, exudación
edema, mediastino, marcas de contención
corazón 315 gramos
nada reseñable
exploración craneal, herida inciso contusa
pérdida de masa, exorbitación, laceraciones múltiples
un kilo 620 gramos recuperado, diversos fragmentos
nada reseñable
análisis de tóxicos, ficha dental, humor vítreo
envío a patología frascos uno, dos y tres
región pelviana, normal
nada reseñable
perdida de las extremidades
fractura abierta
fin del análisis
causa probable de la muerte:
la vida misma
junio 14, 2011
junio 07, 2011
Eres algo de celuloide
Había olvidado que el flequillo que te cae sobre las cejas
es un revolver cargado con munición del 38
que los ojos se te han vuelto los de cualquier desconocida
que tienes la mirada en blanco y negro, en versión original y sin subtítulos
Había olvidado que tus indicios conducen siempre a una estación de tren abandonada
a la habitación de motel de una triste bailarina
Había olvidado que tienes la piel suave como un libro de Raymond Chandler
que apareces en mi casa en las noche de tormenta, envuelta en una gabardina y con voz de Lauren Bacall
Todavía creía que eras solo para mi en sesión continua
que los censores no te habían metido la tijera
que seguías teniendo dos rombos
y que bajo la gabardina no llevabas nada
o en todo caso, aquel vestido de Verónica Lake cuando era bruja
o el motor de un Ford V8 en el que huir por una carretera solitaria
junto a los títulos de crédito
Al menos no eres en technicolor, al menos
Pero había olvidado también que te deshaces en 120 minutos
que pones el titulo de “the end”, enciendes las luces
y tras las luces no hay nada
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