abril 18, 2010
Al amanecer
el guarda del cementerio
recorre los senderos de tierra
abre la losa que cierra
el último nicho del columbario
Toma con cuidado entre sus manos
el cadáver silente de un pájaro de ceniza
lo besa con suavidad
y lo vuelve a su lugar
Repite este acto cada mañana
Mientras regresa a su garita
una lágrima oscurece
el gris marengo
de sus mejillas
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